Quicksilver 50K: Podio y buenas sensaciones

9 de mayo de 2015

Foto de Gaspar corriendo durante la Quicksilver-50K el 9 de mayo de 2015.

Gran carrera hoy. Los 50K de Quicksilver. La he disfrutado mucho y he sufrido como nunca. El resultado final ha sido podio, tercera posición y primero de mi categoría de edad. Ha sido una carrera bonita en la que los puestos segundo, tercero y cuarto han estado disputadísimos, con alternancia durante casi toda la carrera. El primer clasificado era inalcanzable para todos.

Se trata de una carrera organizada por el Club Quicksilver Running, en el parque que le da nombre, Almaden/Quicksilver Park. Un parque precioso, con buenos desniveles, un laberinto de caminos y senderos, y viejos restos de actividad minera (galerías de minas clausuradas, maquinaria centenaria, restos de asentamientos mineros, etc). El mismo día se organizan dos eventos, un 100K de gran renombre y el 50K. Esta prueba viene realizándose desde 1985 (30 años ya), con lo que es bastante concurrida para los cánones de aquí. En total habían 200 plazas para cada distancia. Yo llegué tarde para apuntarme a los 100K, que era mi intención inicial, así que me apunté al 50K.

Y menos mal que no me apunté al 100K porque el fin de semana anterior había participado en el Golden Gate Relay. Unos 320Km por relevos con los compañeros españoles de la Bay Area. Acabamos sextos y yo hice 40Km en tres tandas, una de 20Km y otras dos de 10Km, todo en 22h57m sin dormir la noche del sábado al domingo. Con las piernas cansadas empecé esta semana, y a pesar de bajar el kilometraje diario no conseguí llegar fresco al día de la carrera.

Para acabar de complicar las cosas, la noche antes de la carrera mi hija Emma cogió su primer resfriado gordo. Lloros y vómitos me mantuvieron despiertos hasta bastante tarde. Finalmente Raquel se sacrificó quedándose a cargo de ella para que yo pudiera descansar algo. A esto se llama apoyo.

La carrera salía de la entrada Hacienda del parque. Hasta allí conduje llegando 15 minutos antes de la salida. Ya tenía todo preparado así que no necesitaba más tiempo. No hacía nada de frío, pero las mañanas aquí en California del Norte suelen ser muy traicioneras. Pasaba de tener que estar congelándome esperando a que dieran la salida, por eso calculé poco tiempo.

Sin tiempo para pensar daban las últimas instrucciones y el pistoletazo de salida. Comenzamos la primera ascensión gorda del día. En seguida me posicioné en las primeras posiciones. Un corredor que a la postre acabaría ganando con autoridad se situó el primero y dejó claro que su ritmo no lo íbamos a poder seguir el resto. Así que me puse en una cómoda tercera posición siguiendo al segundo, que tenía un ritmo parecido al mío.

Foto de Gaspar corriendo durante la Quicksilver-50K el 9 de mayo de 2015.

Al llegar al final de la primera rampa (unos 5km) hay que dar un rodeo alrededor de un monolito en una zona sin marcar y sin apenas camino. Cuando practiqué la ruta la hice en el sentido de las agujas del reloj. Pero Enrique (el segundo clasificado en el momento, al que iba siguiendo) lo cogió al revés y la señalización así parecía indicarlo. Eso me desorientó un poco y no vi dónde se hacía el giro a la izquierda para volver. Así que continuamos los dos recto hasta darnos cuentas de nuestro error. Nos dimos la vuelta y regresamos, por suerte sólo habíamos perdido una posición e íbamos ahora tercero y cuarto.

En ese momento yo tenía bastante inseguridad sobre la ruta a seguir y sobre la claridad de las balizas indicando el camino a seguir. Enrique iba un poco igual así que decidimos no separarnos mucho, esperándonos en cruces para asegurarnos que íbamos por la ruta correcta. Este trabajo conjunto nos permitió dar alcance al segundo, que resultó ser Karl, un tipo con el que había charlado por internet pero no conocía en persona.

Desde ese momento fuimos los tres más o menos juntos, alternándonos en cabeza. A Karl se le veía más conservador, mientras que Enrique y yo íbamos más explosivos, con muchos acelerones. La experiencia es un grado, y Karl tiene a sus espaldas muchísimas ultras. Hoy puedo decir que he aprendido de él. La primera mitad de la carrera la hice a un ritmo excesivamente alto. Llegué segundo al avituallamiento de Mockingbird, situado cerca de la mitad de la carrera.

Ahí aflojé el ritmo un poco e incluso tuve que parar a quitarme una piedra de la zapatilla. Eso nos permitió reagruparnos a los tres que peléabamos por la segunda posición. Seguimos yendo muy cerca unos de otros con alternancias en cabeza. Sin embargo Enrique parecía que se empezaba a descolgar un poco. Karl tomó la delantera y más o menos pude seguirlo hasta el avituallamiento de Tina's Den. A partir de ahí, Karl empezó a aumentar el ritmo y ya no le vi hasta la meta. Por medio un tramo curioso y bastante "europeo" por una cantera de piedras, una zona técnica de las que no se estilan por aquí. Me gustó mucho y la disfruté bastante.

Mi plan de nutrición durante la carrera era cada 45 minutos un gel. Y así hice. No comí otra cosa. Además, la botella de medio litro de agua que llebaba encima me duraba exactamente el intervalo entre dos avituallamientos (unos 5Km) ya que trataba de mantenerme bien hidratado en todo momento. Al principio de la carrera sólo tomaba agua, y poco a poco iba mezclándola con bebida isotónica en mayor proporción.

Los últimos 10Km se me hicieron muy duros. Tras ganar bastante elevación, se inicia una bajada pronunciada para llegar a el avituallamiento de Enriquita. Cada metro que descendía aumentaba mi preocupación ya que tocaría subirlos todos de nuevo. Por lo menos no veía a Enrique detrás apretando, y un tercer puesto me sabía a gloria. Una vez regresado al camino tras bajar a Enriqueta aún había que subir más. Pero sabía que llegaría un punto en que no subiría más y tocaría la bajada final, 5Km vertiginosos que conozco bastante bien.

Foto de Gaspar corriendo durante la Quicksilver-50K el 9 de mayo de 2015.

Pero llegué tan perjudicado al inicio del descenso que no tenía claro cómo responderían mis piernas. Por suerte la música en los auriculares motivaba más que nunca y pude soltar las piernas bastante, haciendo un descenso bastante decente a pesar de las ampollas en ambos talones que llevaba desde el km 25. Llegados a ese punto me daba completamente igual el dolor producido por ellas. No ver a Enrique detrás era un alivio psicológico. Porque esos 5Km de descenso tienen 4 rampas hacia arriba matadoras. Muy duras, durísimas a estas alturas de la carrera. Sin embargo las pude negociar con buen ritmo gracias a la inercia de las piernas a seguir a la misma velocidad.

Sin más complicaciones llegué a meta y allí estaban Raquel y Emma esperando. Una recompensa infinita. Luego saludos al ganador y a Karl, y a comer un poco. Hacer podio, tercer puesto, era mucho más de lo que podía esperar de esta carrera.

Datos de la carrera

Tenéis la ruta, tiempos y parciales exactos en Strava: www.strava.com/activities/301278420