Lake Tahoe Triple Marathon

10 de octubre de 2016

Jueves, 6 de octubre: Viaje a South Lake Tahoe

El jueves era el segundo día de colegio de Emma. El día anterior todo había ido relativamente bien, pero hoy la niña ya sabía de qué iba el asunto y no iba a poner las cosas fáciles. Tras muchos lloros y un corazón de padre destrozado conseguí que se quedara. Hacía ya media hora que debía estar en casa de Alberto, junto con Xavi y Pedro, para irnos de viaje al Lago Tahoe. Allí nos esperaba la aventura de 2016 juntos, correr una competición de tres maratones en tres días seguidos alrededor del lago a casi 2000m de altitud.

El viaje en coche desde San José hasta Tahoe cruza el Central Valley por Sacramento y sube a las montañas de Sierra Nevada hasta llegar al Lago Tahoe, justo en la frontera entre los estados de California y Nevada.

Teníamos reservadas habitaciones en el hotel de la organización de la carrera, en la ciudad de South Lake Tahoe. Desde el momento de llegar ya notamos todos que la altitud a la que nos encontrábamos iba a ser un problema. Vivimos todo el año cerca del mar, así que no estamos nada aclimatados a la altura. Eso y el frío iban a ser dos factores clave, ya que por las mañanas se esperaban temperaturas bajo cero.

Además, era mi primera carrera por etapas y no tenía ni idea de cómo iba a responder físicamente a las tres maratones que tenía por delante. Al final opté por guiarme por pulsaciones, me marqué un límite -aeróbico bajo- de 170 pulsaciones por minuto, puse una alarma en el reloj que me avisase y me propuse nunca pasar de ahí. Esa sería mi estrategía para conseguir acabar la prueba.

Viernes, 7 de octubre: Lakeside Marathon

La primera maratón salía muy cerca del hotel así que fuimos los cuatro andando hasta la salida. Hacía mucho frío de modo que aguantamos con la ropa de abrigo puesta lo máximo posible hasta tener que meterla en la bolsa que la organización nos llevaría a la meta.

Antes de darse la salida se nos recordó que el director de carrera nos esperaría en el km 34 donde había un sector de la carretera en obras donde el tráfico era cortado alternativamente. Si se daba la circunstancia que al líder de la prueba en ese momento le obligaban a detenerse, entonces la carrera se daría por finalizada (competitivamente) en ese punto y se continuaría sin competir hasta completar los 42km.

El pistoletazo de salida coincidió con el amanecer en el lago, la belleza del espectáculo visual de tonos rosas y azules invitaban más a detenerse que a ponerse en movimiento, pero aún así nos lanzamos todos a la carrera.

Los primeros compases son siempre una incógnita donde se empiezan a formar los primeros grupos de ritmo. Tras unos kilómetros me vi en el grupo de cabeza que formábamos tres corredores, pero mi alarma de pulsaciones no había saltado aún y con las piernas frescas me fue imposible no animarme con el ritmo un poco, lo que me sirvió para sacar unos 300m a mis perseguidores y liderar la carrera. Así llegamos a la gran subida de esta prueba para coronar un puerto de montaña, en total unos 250 metros de desnivel positivo. En ese momento empezó a saltar la alarma de pulsaciones así que no me quedó otra que bajar el ritmo un poco. Eso lo aprovechó mi perseguidor inmediato para acercarse a menos de 100m de mí, ni rastro del tercer clasificado.

Tras coronar el puerto de montaña en el km 21 empecé a notarme cansado, y en otras condiciones hubiera bajado el ritmo mucho más, pero el ir primero y ver que el segundo clasificado no atacaba pues decidí soltar las piernas y hacer el descenso hacia la meta a ritmo vivo. Darme cuenta de que podía ganar esta maratón me animó y el dejar de ver a mi perseguidor ayudó a darme más ganas.

Sin embargo, en el km 30 empecé a notarme fatigado y empecé a desear que la carrera se detuviese en el punto de las obras. Estaba empezando a pensar que me estaba excediendo con un esfuerzo excesivo a falta de otras dos maratones por completar.

Así llegué al fatídico km 34 sin ver al segundo por ningún lado. Por suerte para mi fatigado cuerpo, el agente de tráfico me hizo detenerme (las pausas para alternar tráfico eran de 5-10 minutos) y la carrera hubo darse por finalizada en ese punto. El director de carrera me dijo que me declaraba ganador de la prueba. El segundo clasificado aún tardaría unos minutos en llegar. Cuando lo hizo nos felicitamos mutuamente.

Ahora quedaba hacer los 8km restantes tranquilamente. Inicialmente decidí esperar a Alberto y Xavi que venían detrás mía, pero tras un buen rato esperando empecé a quedarme helado de frío, así que continué hacia la meta trotando y caminando hasta que me alcanzaron a falta de un par de kilómetros.

Ya sólo quedaba la entrega de trofeos a los primeros clasificados, recoger bolsa de corredor y tomar el autobús de vuelta al hotel a descansar para el día siguiente. Durante todo el trayecto seguía pensando que me había excedido en esta carrera, que debería haber sido más conservador, pero bueno, que me quiten lo "bailao" ¿no? No podía estar más contento de haber ganado esta prueba.

Sábado, 8 de octubre: Cal-Neva Marathon

Hoy tocaba madrugón para coger el autobús que nos llevase a la salida. Me sentía muy cansado y algo agarrotado, sin muchas ganas de correr. Más valía que las sensaciones cambiaran al empezar a moverme, aunque el frío no ayudaba mucho.

Esta maratón se llama Cal-Neva, ya que se sale del estado de Nevada y se acaba en el de California, por la parte norte del lago Tahoe. Para encajar las tres maratones alrededor del lago, hay que superponer dos un poquito ya que si no sobran kilómetros para dar la vuelta en tres maratones (la vuelta al lago son 118km). La cuestión es que este solapamiento ocurría en esta salida, situada justo antes del lugar donde ayer la carrera se tuvo que cortar. Así que las instrucciones del director de carrera eran que se dará la salida cuando nos den la prioridad de paso pero la carrera no empezará realmente hasta que no superemos el tramo de obras. Así que tocaba un calentamiento conjunto de un kilómetro o así, lo cual me vino estupendamente para volver a recuperar las sensaciones en las piernas y poder defenderme medianamente.

Una vez superado ese tramo en grupo comenzó la carrera de verdad. En seguida se colocó de líder un corredor que sólo venía a correr esta maratón ya que hay gente que se apunta individualmente a las maratones sin tener que hacer las tres, sobre todo a la del domingo que es la más popular. Lógicamente no me interesaba mucho seguirle el ritmo, mi atención estaba entre los que estábamos corriendo las tres maratones, pero aún así le seguí durante un par de kilómetros. El ritmo vivo que marcaba me ayudó a separarme mucho de mis perseguidores inmediatos, a los que no podía ver detrás mía.

Para mi sorpresa me encontré algo más cómodo corriendo que el día anterior, e hice una carrera prácticamente en solitario, acabando en segunda posición absoluta pero primero de los que hacíamos el reto triple. Mi inmediato perseguidor en la triple entró en tercer lugar absoluto pero a 9 minutos de mí, lo cual me daba un colchón de cara a la última jornada.

Al poco llegaron mis compañeros de fatigas, Alberto, Xavi, y luego un poco más tarde, Pedro. La mala noticia es que Alberto se había lesionado de un músculo de la cadera, aunque consiguió finalizar, pero era duda para la siguiente maratón.

Durante el viaje de vuelta al hotel en autobús me empecé a dar cuenta de lo fatigado que estaba. Además el recorrido del autobús era justo la maratón que tendríamos que hacer mañana. Ahí empezaron mis serias dudas sobre lo que pasaría al día siguiente, subiendo esas rampas y con el autobús casi deteniéndose para tomar las cerradas curvas de montaña, en un ambiente 100% alpino, con su parte más espectacular al pasar por Emerald Bay. Pocos sitios más bonitos e icónicos he visto. Pero era imposible no pensar en lo duro que iba a ser hacer este recorrido el día siguiente, tras haber completado dos maratones ya. Yo tenía claro que los 9 minutos de ventaja que atesoraba frente al segundo podían desvanecerse rápidamente en un terreno de tanto desnivel. Una pájara o bajón inoportuno puede quitarte más de media hora de tiempo fácilmente.

Domingo, 9 de octubre: Lake Tahoe Marathon

De nuevo madrugón para tomar el autobús a la salida de la maratón más bonita de las tres, la más montañera con su paso por Emerald Bay. Básicamente la maratón se divide en una primera mitad completamente de subida, unos 470m positivos, y luego de bajada.

Allí estábamos 200 corredores listos para la salida, hoy contábamos con muchos corredores "del día" que no participaban de la competición de tres maratones así que tenía que fijarme sólo en mis competidores directos, especialmente el chico al que sacaba tan sólo 9 minutos. En teoría me bastaba con marcarlo durante toda la carrera para asegurarme la victoria, siempre que no me rompiese o tuviese un bajonazo yo. Less, el director de carrera, no tardó mucho en dar la salida disparando una escopeta justo después de cantarse el himno de los Estados Unidos, una tradición de este país.

Nada más comenzar me puse detrás del grupo de cabeza sin mucha intención de seguirlos si apretaban ya que observé que no contenía ningún competidor mío. Mi competidor directo parecía quedarse rezagado pero yo no quería bajar el ritmo tanto así que seguí relativamente cerca al grupete de 5-10 corredores de cabeza. Las sensaciones no eran buenas pero tampoco desastrosas, e ir cuesta arriba me gusta. Lo que me preocupaba era la bajada en la que hay que apretar y se necesita más reservas para no caer si no se puede mantener el ritmo (cuesta arriba, si no puedes andas, pero cuesta abajo es más difícil).

Pero al cabo de 4kms o así me pasó un chico que identifiqué como el tercero de mi competición, desconocía la ventaja que le podía llevar así que no me quedaba más remedio que ponerme a rueda e intentar que no me sacase más de 9 minutos de ventaja en la meta. Le veía bastante fresco y animado en esta última maratón, así que empecé a preocuparme con el cariz que estaba tomando la carrera.

Sin embargo, para mi alivio, Paul -que así se llamaba el chico- no se puso a atacar en ningún momento si no que mantuvo un ritmo constante y sin cambios. Me di cuenta que yo iba muy cómodo siguiéndolo a unos 25-50m de distancia, así que empecé a dejar de preocuparme y a sentirme afortunado de no tener que exprimirme al máximo en esta fase de la carrera para asegurarme la victoria. De hecho estuvimos pasando a algunos de los corredores del grupo de cabeza. Yo desconocía cuántos quedaban por delante nuestra.

En esas llegamos al punto de la media maratón, donde estaba a punto de darse la salida para la carrera paralela de media maratón. Allí habían como 600 personas listas para correr que hicieron un pasillo estrecho larguísimo para los corredores de la maratón. Aún se me pone la piel de gallina al recordar ese momento espectacular en ese pasillo donde todos jaleaban y ponían las manos para chocar y saludar. Fue la motivación que necesitaba para afrontar la dura bajada desde ese punto. Paul también debió sentir lo mismo porque también le dio caña en esta sección.

Así siguió la carrera hasta que llegamos a los últimos 5kms que son prácticamente llanos. Ahí empecé a notar que Paul flaqueaba un poco así que decidí ponerme yo delante para tirar de él ya que había un poco de viento en contra. Así que me puse a su altura y le expliqué que iba a ponerme delante a tirar pero que quería que él acabase antes que yo la carrera. Me dijo que no pero yo ya lo había decidido, yo sólo necesitaba acabar junto a él para ganar las tres maratones y además le estaba súper agradecido de que me hubiera servido de "pacer" con un ritmo fantástico durante toda la carrera. Yo no tengo experiencia regulándome y suelo quemarme y reventar. Me sentía en deuda.

A falta de 1.5km, como yo iba con la música no me di cuenta de que Paul se había descolgado unos 200m. Yo pensaba que lo tenía justo detrás así que me paré a esperarle. Ya reagrupados le dije que no tenía escapatoria y que entraríamos juntos. Así llegamos a la meta. Él en tercer lugar absoluto de esta carrera individual y yo cuarto. Le felicité y le agradecí de nuevo el haberme llevado a un ritmo genial durante toda la carrera.

¡Y yo acababa de ganar la 21st Lake Tahoe Triple Marathon! El cheque de $500 en metálico de premio aún tardaría en llegar por correo, así que recogí el trofeo de ganador e inmediatamente fui a meter las piernas en el frío lago Tahoe para celebrar haber completado las tres maratones.

De nuevo, tres días fantásticos compartidos con tres grandísimos amigos, Pedro, Xavi y Alberto. La alegría me impedía ser realmente consciente del cansancio extremo al que había sometido a mi cuerpo con esta dura prueba. Pero feliz. Muy feliz. A ver qué nueva locura planeamos los 4 para el 2017.